domingo, 26 de junio de 2011

Reinas de la Noche

Ferrandísimo, el show de Juan Carlos Ferrando en la discoteca Valetodo

Por: María Milagros Brugman


Ser una drag queen no es disfrazarse de mujer. Ser una drag queen es burlarse de la femineidad, exagerar, brillar. Una drag queen no resalta, brilla. No es una vedette, tampoco una dama. Una drag queen es una personificación de una estrella. Es una diva.

 
En la discoteca Valetodo, en el distrito de Miraflores, diariamente se presentan shows de drag queens, o como las llama Tito Barrenechea, productor del show, las ‘roscas’ o ‘locas’ de la noche. Todas las noches son de gala, llenas de música, lentejuelas, plumas, inmensos tocados y bailes. Ellas dicen que no es entretenimiento, es un arte. Un arte que requiere dedicación y que tiene un alto costo.

Juan Carlos Ferrando afirma que nació drag. Mientras se maquilla cuenta que su vestuario más caro ha costado más de S/. 1000, entre peluca, tocado, vestido y zapatos de plataforma de 20 centímetros. El más barato no le costó nada, pues todo fue con materiales reciclados. Para ser una drag queen no es necesario invertir, sino imaginar. Esas son sus palabras.

Se pinta el rostro como un lienzo mientras recuerda a su padre. Toma la escarcha roja y la aplica en sus labios. Esta listo para el show. Juan Carlos Ferrando personificará a una niñita seducida por un muchacho, mientras simula cantar una canción de Pimpinela. Luego imita a Eva Ayllón, aunque él es “Eva Ollón”.

Sus letras están llenas de lisuras y se siente orgulloso. “Así soy yo, si no les gusta, que no vengan a verme”. Su show se llama Ferrandísimo. Entre las 30 personas del público se encuentra Alfredo, su pareja desde hace 32 años.

No permiten tomar fotografías ni filmar en el Valetodo. Tito Barrenechea señala que cuidan mucho la seguridad de los asistentes, y puede que hayan algunos que aún no salen del closet. El escenario, ubicado sobre el bar, cuenta con una pantalla gigante. Juan Carlos se transforma al salir, recibe los aplausos con la gracia de una diva y se retira, tras 10 minutos de show.

El público continúa bailando después de la presentación. No todos son homosexuales, también hay grupos y parejas heterosexuales bailando y disfrutando del ambiente. No hay discriminación para nadie. En el Valetodo se permite todo, por eso el nombre. Lo único prohibido son inhibiciones y cámaras. 

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